jueves, 3 de diciembre de 2009
DESPEDIDA DE BUENOS AIRES !!!
FUNCIÓN DESPEDIDA DE BUENOS AIRES
SÁBADO 5 DE DICIEMBRE DE 2009
21HS
DELBORDE ESPACIO TEATRAL
CHILE 630 - SAN TELMO
HACÉ TU RESERVA AL 4300-6201
Y sí... llegó el momento de la despedida. Con mucha alegría los esperamos para compartir esta última función en Buenos Aires. Gracias, muchas gracias a todos los que nos apoyaron y nos acompañaron durante estos tres años increíbles. Más de cien funciones, más de 4000 espectadores...
EL EQUIPO DE "CRIMINAL"
domingo, 19 de julio de 2009
Criminal, pequeña gran tragi-comedia de Javier Daulte
http://jaquematepress.blogia.com/
Claro. Pasan muchas cosas entre pacientes y analistas. Cosas que normalmente no se dicen, o se dicen de otra manera. Asuntos profesionales. Pero... ¿qué sucede si un paciente se agarra con otro paciente, si la relación profesional sobrepasa las normas freudianas, si la palabra, el llanto, el grito y la furia de repente, si la locura se hace realidad?
¿Quiere saber? La respuesta, perdón, el conflicto, la resolución no muy esperada está en esta pequeña sala independiente, paredes de ladrillos a la vista, no más de 40 bancos, acústica fantástica, muy íntima la sala, y allí uno puede seguir los pasos de lo que el autor llama "pequeña tragedia sobre una transferencia contratransferencial," es decir, una obra moderna sobre un eje clásico: el poder, el sexo, el engaño, la traición, la miseria del ser humano.
Todo sucede en un espacio geométrico en el cual los personajes están anclados a su acción dramática y/o densamente cómica y juegan roles que permanentemente son puestos en jaque: la Dra. A, visiblemente neurótica y turbada, recibe la visita desesperada de quien, después resulta no ser un paciente borderline sino un colega que desea advertirle sobre un asesinato. Ambos intentan inútilmente colaborar, respectivamente, en la cura de un matrimonio al borde del divorcio, en el teatro del Borde...
Si se trata de elogios, habría que aplaudir al actor Eduadro Narvay, cuyo "Juan" es un personaje admirable, sensible, expresado con el alma abierta. Habría que destacar además el hábil uso del cuerpo como herramienta expresiva de la actriz Paola Cappellari.
Un espacio sencillo, miradas a la nada y al fondo de la existencia, sonidos atrapantes y apropiados. En una palabra, vale la pena ver esta obra en compañia de la pareja, para luego pelear el asunto, vino tino mediante, dormir asustados, pensar que mañana termina todo, que la confianza es un mito, que, en fin, el ser humano es una creación muy frágil. Si la culpa la tiene dios o Darwin es asunto aparte.
jueves, 28 de mayo de 2009
“Un día podría suceder cualquier cosa…un día podría cometerse un crimen”
El periódico de la Ribera
Estrenada por primera vez en Octubre del 2007, luego de tres meses de ensayo, el elenco conformado por Uki Cappellari (Dra. A), Eduardo Narvay (Juan Bueras), Paola Cappellari (Diana) y Luis Dartiguelongue (Carlos Cossio), a partir de excelentes actuaciones, llevan a cabo una obra que aborda desde una perspectiva cómica y paródica los límites de la ética profesional y los clisés del psicoanálisis instaurados en los discursos del sentido común. La Dra. A, una psicóloga claramente desconcertada y neurótica, recibe la visita de Juan Bueras, a quien califica de paciente borderline para luego darse cuenta de que se trata de un colega. Juan le advierte acerca de un posible asesinato que cometerá Carlos Cossio, paciente de la Dra. A, hacia su mujer, Diana, quien, a su vez, es paciente de Juan.
Desde el mismo texto, Javier Daulte da la pauta de las rupturas espaciales y temporales que, tanto el director como los actores, trasladan a toda la puesta. “Sumar elementos a lo que propone el texto hubiera sido redundante”, señala Marcelo. Los actores se mueven en el escenario sin otros recursos además que ellos mismos manteniendo un código no naturalista de actuación. “Lo más difícil fue no dejar caer el nivel de emoción exigida, dado que la puesta requiere un estado constante de exacerbación que trasciende lo cotidiano”, explica Eduardo.
En la sexta producción de la compañía de teatro La Muda, que funciona desde el año 98, y cuya directora es Teresa Sarrail -también directora del teatro Del Borde- “Criminal” transita su tercera temporada y se encuentra todos los Sábados a las 21 hs, por un valor de $25. Sería un crimen no verla.
martes, 26 de mayo de 2009
TEMPORADA 2009
miércoles, 6 de mayo de 2009
Mentiras y miserias en el diván
viernes, 1 de mayo de 2009
Revista Siamesa
jueves, 30 de abril de 2009
¿Quién será el asesino?
por Azucena Ester Joffe
y María de los Ángeles Sanz
Un espacio poblado de voces que esperan; expectante espera de aquello que minutos después atravesará los sentidos; la puesta dirigida por Marcelo Velázquez, no es la primera que produce la textualidad que Daulte construyera hace ya más de diez años, pero podemos afirmar que es una de las más potentes, cuando establece una lectura de la obra a partir de la parodia que es el elemento constitutivo de su estructura. Criminal (1995) de Javier Daulte es un texto que, trabajado desde el pastiche (1), parodia el discurso psicológico y el género melodramático, a la vez que desarrolla la intriga de un thriller, que al contrario del policial clásico, el crimen aún no se ha cometido, y lo que se va construyendo a medida que se plantean las situaciones es el proceso de un asesinato. Sin la búsqueda de un sentido unívoco, el texto propone desacralizar la verdad de los discursos, relativizando el poder de la palabra, en una profesión donde es su única herramienta; y proponiendo una realidad incierta, donde todo puede ocurrir, pero no sabemos como. La trayectoria del autor, desde sus primeras piezas, se incluye en lo que podemos denominar como “teatro de la desintegración”, (Pellettieri, 1998) un teatro que a partir de la década del 90 revitaliza la potencia textual, pero no lo hace desde la unidad de sentido del realismo, sino desde la fragmentación, la mixtura de poéticas, y la búsqueda de un teatro de experimentación en la forma. Si el teatro realista pretendía modificar la realidad a partir de la palabra, el teatro de los autores que alguna vez reunió Carajá-jí, propone posibles interpretaciones de la realidad a través de la palabra.
La ironía y el sarcasmo presente en el texto de Daulte se ve multiplicado en la puesta que nos presenta un espacio dramático totalmente delimitado, un verdadero “ring” donde las pasiones se enfrentan, se yuxtaponen, en pares de opuestos: vida-muerte, verdad-mentira, víctima-victimario. Un espacio donde el tiempo es enérgico e implacable, donde Juan (Eduardo Narvay) gime, llora, suplica. Juan es el hilo conductor y se transforma en el criminal inconsciente e inevitable de un mundo caótico y perverso. Con un gran dominio de su cuerpo y de su rostro, de los tonos y los ritmos - que el personaje exige - Narvay nos transmite todo lo pulsional, lo visceral con dramatismo y con humor. A partir de un trabajo con la textualidad, y con el cuerpo, producto de su experiencia teatral con directores como Carlos Gandolfo, y en diferentes medios, desde el cine, la televisión hasta el match de improvisación, logra una eficaz construcción del personaje, desplegando sus múltiples facetas. Desdoblamiento, distanciamiento y otros recursos propios del absurdo, que también, en el perfecto cuadrilátero, resuelven con profesionalismo Uki , Paola Cappellari y Luis Dartiguelongue; bajo la dirección de Marcelo Velázquez, en su primer trabajo, que anticipa un interesante futuro en su labor direccional, ya que acierta en trabajar la simultaneidad de acciones que exige el texto, en un solo espacio, que los actores explotan con eficacia, en la composición de los personajes, desde una actuación por momentos crispada pero que va conformando con límites precisos cada una de sus identidades, y en desarrollar aquellos matices más absurdos para provocar desde el humor al espectador. La ausencia de objetos – falta de vaso de agua, o el teléfono que no aparece, por lo que Juan debe matar a la psicóloga con un zapato - que refuercen la semántica obliga a los actores a manejar su histrionismo con ductilidad y al espectador a seguir la intriga reponiendo aquellas instancias que se construyen sólo desde la palabra.
La obra funciona en distintos niveles de subjetividad: el primero, en el ámbito del psicoanálisis y se establecen las relaciones personales entre el profesional y su paciente. Un segundo ámbito, donde la relación matrimonial entre Diana (P. Cappellari) y Carlos (Dartiguelongue) es engañosa y mezquina. Y, por último, el ámbito más íntimo donde se debate el amor y la homosexualidad de Juan (Narvay) y como consecuencia de esto la muerte de la Dra. A. (U. Cappellari). Estos tres niveles subjetivos estallan, las hilachas de uno y otros se contaminan, pero el resultado es una puesta en escena homogénea. Al utilizar el pastiche como recurso estilístico desde el espacio ficcional, se involucra necesariamente al espectador en este “juego”, pues es quien va a llenar esos huecos, esos vacíos dramáticos, en última instancia, a lo largo de toda la obra. Un recurso que la dirección de Marcelo Velázquez y los actores resolvieron productivamente, para el placer del espectador.
Notas
El pastiche es un procedimiento que fusiona como en el collage procedimientos de diferentes poéticas, el pastiche en la modernidad reúne esa mixtura para semantizar el texto, cargarlo de sentido. En la posmodernidad es utilizado no para el sentido unívoco del texto sino por el contrario para disparar una multiplicidad de sentidos.
Bibliografía
Rodriguez, Martín, 1999. "Prólogo a Teatro de la desintegración". Buenos Aires: Eudeba.
lunes, 13 de abril de 2009
Un texto brillante y actuaciones excelentes en una obra que toma como centro la relación psicoanalista-paciente.
Por Teresa Gatto
lunes, 6 de abril de 2009
Por Silvia Urite
domingo, 29 de marzo de 2009
Por Nepo Sandkuhl
“Criminal”, cuyo autor es Javier Daulte, es puesta en escena por Marcelo Velázquez y producida por “La Muda compañía de teatro”. La propuesta en especial que tiene esta pieza teatral es el espacio, o el juego y la creación de ella sin necesidad de tanta parafarnalia.
El espacio es transformado desde una especie de efecto de extrañamiento o, de distanciador, (“efecto brechtiano”, sin entrar en la polémica, sólo lo utilizo para denominarlo) donde la ruptura y la creación están dadas por los actores, haciéndonos notar que están juntos, uno al lado del otro, que a veces se rozan; pero en la historia están en diferentess lugares y diferentes tiempos. Esta me parece que es la mejor propuesta de esta puesta en escena de Criminal, hasta tal vez la más clara.
Las acciones y los impulsos de los personajes están en juego desde la construcción de ciertos arquetipos, hasta tal vez me atrevería a decir, desde ciertos estados; no hay una búsqueda concreta del sentido, de la urgencia de las situaciones, dentro del marco del código de actuación que propusieron que es muy realista. Hay momentos y situaciones donde se destacan Eduardo Narvay y Luis Dartiguelongue.